Roma nace aproximadamente en el siglo VIII a.C. Como parte del legado monárquico teocrático y mítico que había atravesado Egipto, Mesopotamia y Grecia, en primera instancia, Roma se erigió como una monarquía, pasando unos siglos más tarde al modelo de República.
El primer estadio de la República de Roma se denomina Patricia o aristocrática, ya que los cargos ejercidos en el Senado y las Magistraturas, estaban en manos de los denominados patricios, descendientes de las familias fundadoras, diferenciándose unos de otros en que en el Senado se encontraban los más ancianos (es decir, quienes habían alcanzado la senectud), y éstos oficiaban como un poder legislativo que llevaba a voto decisiones políticas que eran acatadas y ejecutadas por los magistrados.
Alrededor del siglo III a.C., la República Romana entra en una nueva fase, la de la República Imperialista, al conquistar y anexionarse Grecia y el fracturado imperio helénico de Alejandro Magno. El período de imperialismo puede entenderse como una expansión constante del territorio con la excusa de defenderse de forma previsora. Más adelante, durante el siglo II a.C., arrebatan a los cartagineses (antiguos colonos fenicios) la supremacía marítima y comercial del Mediterráneo, llegando a otros territorios en manos de Cartago, como Hispania (excepto el norte de la península ibérica, donde diversos grupos celtas y vascos se encontraban asentados). Finalmente, uno de los últimos procesos expansionistas del período republicano es la conquista de la Galia, a manos de Julio César (expansión que continuaría durante la época del Imperio hasta llegar a Britania, no así a los futuros reinos de Gales y Escocia).
Durante el período final de la República, ésta tendrá un carácter de Oligárquica, ya que a los clásicos patricios se opondrán los equites, quienes conformaban la caballería del Ejército. Este período también se caracteriza por diversos movimientos populares que desembocaron en las reformas agrarias del siglo II a.C., y por una incipiente división tácita del vasto Imperio entre el General Julio César, y su yerno, el General Pompeyo, quedándose el primero con el costado occidental del Imperio Romano (y Egipto), y el segundo con su parte oriental. Las fuerzas del Ejército y de la República misma comienzan a sufrir divisiones internas, y Roma comienza a tornarse inmanejable. Finalmente, las muertes de Pompeyo y de César, y la consiguiente acefalía del poder (ya que César había invocado poderes extraordinarios que se otorgaban durante épocas de crisis, alcanzando un poder hegemónico bajo el título de Dictator), dieron inicio en Roma a una guerra civil, que desembocará en denominado siglo de Augusto.
Roma hasta el fin de la República
Tema de
Historia Universal I
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